viernes, 16 de noviembre de 2018

Por qué sólo leo a mujeres


Hace un par de meses en una reunión expresé mi decisión de leer sólo a mujeres.  Supongo que os imaginaréis el enorme debate que se produjo a continuación: desde personas que de manera respetuosa me preguntaron por mis motivos a aquellas otras que me soltaron el consabido “feminazi”, “radical”, “exagerada” y “ya estamos con lo mismo”.

Partamos de una premisa incuestionable: COMO PERSONA LIBRE YO DECIDO QUÉ, CUÁNDO Y A QUIÉN LEO. Resumiendo: que leo lo que me sale de las gónadas, puesta a ser fina. La sociedad en general y los hombres en particular, por ejemplo, sólo consumen deporte masculino y nadie ve nada malo en ello; igual sucede con películas, cómics, prensa, etc.  Lo que trato de decir es que la cultura, el deporte, el ocio y cualquier aspecto de nuestra vida social están totalmente marcados por la presencia omnipresente de la figura masculina. Sus pensamientos, reflexiones, acciones, valores y principios atraviesan la sociedad de arriba a abajo, independientemente de que esa sociedad esté compuesta en su 50% por mujeres. Así pues cabe preguntarse: y nosotras ¿dónde estamos? ¿cuándo y dónde se nos ve, se nos escucha, se nos tiene en cuenta? ¿dónde somos representativas y dónde tenemos poder? La respuesta es triste por obvia: en ningún sitio, nunca, jamás.

La falta de mujeres en los libros de historia, en los lugares de poder y en la cultura es endémica y desde luego no por falta de talento, sino porque el patriarcado ha creado una sociedad a la medida de las necesidades y deseos masculinos a costa y en perjuicio de los femeninos. Sólo es necesario un poco de voluntad para escarbar en el pasado y descubrir cómo miles de mujeres han intentado demostrar su valía sin que se les diera oportunidad, silenciando sus logros, atribuyéndoselos a sus padres o maridos o, cuando no había más remedio que reconocerlas, añadiendo la odiosa coletilla de “sobresalió por encima de su sexo”, como si las mujeres en general fuéramos productos de saldo, defectuosas, y sólo algunas mujeres sobresalieran de esa mediocridad. Una de las consecuencias de esta visión falocéntrica es que el número de las escritoras que han trascendido es insignificante en comparación con el de hombres. Si cada una de nosotras hacemos una breve reflexión sobre las mujeres que aparecían en nuestros libros de texto, la conclusión a que nos llevaría nuestra memoria es que apenas son cuatro o cinco las mujeres dignas de ser recordadas y eso, amigas mías, es más falso que el porno de Youtube. Este hecho no sólo supone la ocultación del talento de miles de mujeres sino también de sus opiniones, experiencias y perspectivas propias, lo cual implica que todas nosotras hemos crecido asumiendo que las opiniones, la filosofía, los principios y experiencias masculinos son universales y extensibles a todas y todos, convirtiendo el pensamiento masculino en el único y dominante y, por extensión, en el razonable, natural y sensato. Todo esto es una gran mentira y este es el motivo por el que he decidido sólo leer a mujeres, así que si queréis escuchar mis razones, son éstas:

  • La visión masculina del mundo que transmiten los escritores ya me la conozco, me he pasado toda mi vida metiéndomela en vena a través de libros escritos por ellos. Ya es hora de escuchar qué tienen que contar ellas.
  • La voz de las mujeres siempre ha sido silenciada, no sabemos qué tienen de nuevo que decir, por lo que leyéndolas ampliamos nuestros horizontes y aprendemos algo más que la sempiterna opinión masculina.
  • Soy una lectora empedernida pero mi tiempo es limitado y he de elegir qué leer y qué no, puesto que no hay manera factible de conseguir leer todo lo que deseo y he de optar por unos y otros, decido elegirlas a ellas.
  • Es de justicia darles una oportunidad, decirles con nuestro consumo, nuestras elecciones y nuestras lecturas que nos interesa lo que dicen y auparlas en el mundo literario.
  • Consumiendo libros de mujeres le decimos a las editoriales que nos importan ellas y lo que tienen que decir.
Por último quiero decir que esta decisión no es ninguna doctrina ni fe a la que encomendarse, es mi elección y tampoco soy esclava de ella, si se me presenta un libro especialmente atractivo escrito por un hombre lo leeré, pero nunca voy a dar por sentado que lo que ellos me cuentan es más interesante, trascendente o de mejor calidad que lo que cuentan ellas. Al fin y al cabo, mis escritoras, mis mujeres, también somos todas.



Patri Arcadas

2 comentarios:

  1. Holaaa! Me encantó y coincido con que hay que leer a más mujeres! Soy estudiante del profesorado en Letras (en Argentina) y en mis 4 años de carrera muchos/as profes se declararon feministas pero todo el material que presentaban era desde el punto de vista masculino. No quiero decir que eso te haga más o menos feminista, ni que algunos aportes de autores masculinos son valiosos. Sin embargo, teorías y aportes al campo del lenguaje y educación desde autoras no se tomaron en cuenta. En literatura solo se leyó a Clarice Lispector... y las demás? Donde las olvidaron? :( tristísimo. Ni que hablar que el "poema nacional argentino" fue escrito por un hombre, acerca de hombres y para hombres, repleto de valores misóginos. Detestable que aún se lo tome como ejemplo moralista en el ámbito educativo y social.
    Gracias por este espacio ♡ me permitió leerte y compartir mi sentir con vos. Abrazos!

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    1. Gracias, amiga, son comentarios como los tuyos los que me hacen seguir. Un abrazo sororo.

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