miércoles, 20 de marzo de 2019

¿Cómo voy a ser machista si tengo una hija?



Con el 8 de marzo reciente en la memoria la mayoría de los machos y de sus aliadas se han percatado de que el feminismo no está resultando un movimiento fácil de domesticar y, lo que es peor, estas personas se sienten incómodas si un dedo acusador les señala como abiertamente machistas. Lo de definirse como “no feministas” aún resulta rentable en ciertos círculos y ante cierta ignorancia, no siempre maliciosa sino tan sólo desinformada, que ha comprado la idea misógina de que el feminismo es lo contrario del machismo, cuando hasta un organismo tan poco sospechoso de feminista como es la Real Academia de la Lengua Española lo define como un movimiento que defiende la igualdad. En cualquier caso lo que desde luego resulta inadmisible incluso para estos grupos sexistas y misóginos es que se les ponga el adjetivo de “machista”. Y es que aunque en su fuero interno lo sean, lo sepan y lo reconozcan (o no), el feminismo ha conseguido que este calificativo pase de ser puramente descriptivo a abiertamente despectivo y claro, nadie está dispuesto a que le insulten ni a insultarse a sí mismo, así que nos encontramos con personas, mayormente hombres, que niegan enfáticamente ser machistas. Sí, por supuesto, pero…

Uno de los argumentos que siempre he encontrado de lo más peregrino y que últimamente he escuchado con cierta frecuencia gracias al adalid de la España racial, cañí, conquistadora, torera y cazadora que me niego a nombrar para no darle más protagonismo del que ya de por sí le dan los medios de comunicación y, por desgracia, nosotras mismas al tener que defendernos de su barbarie, es la frasecita de “¿cómo voy yo a ser machista si tengo una hija?”. YYYYYY PREMIO A LA ESTUPIDEZ DEL AÑO. Este artículo no va sobre cómo la educación que recibimos de nuestros padres y madres y la que damos a nuestras hijas e hijos es machista porque la sociedad en la que vivimos lo es y cómo con un tremendo esfuerzo de deconstrucción conseguimos moldear y cambiar y no transmitir ese legado, no voy a hablar de patriarcado, cultura misógina y de violación, no voy a hablar de perpetuación de roles y estereotipos a través de la familia, no,… voy a hablar de un simple ejercicio de lógica y sensatez básicos. A ver, alma de cántaro, ¿me estás diciendo que el hecho de tener una hija, de quererla (supongo), de desear lo mejor para ella (según el imaginario social de tu entorno) y de pretender protegerla (de otros hombres mayormente, también supongo) te convierte automáticamente en no-machista? ¿de verdaaaaad? Veamos, amigo mío, desde hace siglos las mujeres existen, vete tú a saber cómo nos íbamos a perpetuar como especie si no fuera así, de modo que desde hace siglos los hombres tienen hijas. Siguiendo la lógica del cómo-voy-a-ser-yo-machista-si-tengo-una-hija el machismo no ha existido nunca. Como sabemos que no es así se abren dos posibilidades que permiten coexistir las dos realidades (los hombres que tienen hijas no son machistas y el machismo existe) y son que:

1º.- Las mujeres desde el principio de los tiempos crecemos como setas en el campo, nos reproducimos por partenogénesis de nuestras progenitoras o aparecemos por generación espontánea. Yo me inclino por las setas, lo encuentro de lo más bucólico.


2º.- El machismo no lo enseñan ni lo aplican los hombres. Ergo….¿son las madres las que lo han creado y transmitido? ¡Ay, Dios, que les estoy dando ideas!

Supongo que el argumento de que son las madres las que transmiten el machismo no es nueva, de hecho resulta de lo más tentador para la caterva machista quitarse de encima el peso del dedo acusador y desviarlo hacia nosotras, otra vez ¿cómo no?, para hacernos culpables de lo que nos pasa. Pero a estas alturas el feminismo ya se lo ha currado lo suficiente para que la mayoría de nosotras no compremos tal mentira. De modo que nos sigue tocando aguantar las excusas de salón, los argumentos para idiotas, las poses del homo misóginus de escasa capacidad craneal.

Así que, ¡hala, chicas!, a abonar y regar el campo, que cuantos más setas (perdón, mujeres), más compañeras en la lucha.





Patri Arcadas