viernes, 25 de septiembre de 2020

Carnaval, drag y la mujer que llevan dentro



 Vivo en una provincia donde el Carnaval se disfruta de manera especial. Durante esas fechas puedes ir recorriendo cada uno de sus pueblos y no encontrarás uno solo donde estas fiestas no se celebren de forma entusiasta. Desde pequeña siempre observé con asombro la cantidad más que considerable de hombres que se disfrazaban de mujeres y todos tenían en común los mismos rasgos: pelucas enormes de colores llamativos, maquillaje exagerado, faldas ultracortas, tacones kilométricos, andares exagerados y ademanes histriónicos. Yo solía bromear con mis amigos masculinos con que todos los hombres tenían un gen torcido y que, en el fondo, todos eran mujeres encubiertas.

Años después y tras mucha filosofía feminista leída y mucha experiencia acumulada, las gafas violetas dan otra visión del hecho de que los hombres se disfracen de mujeres y sobre todo, cómo lo hacen y cómo nos representan. Si realmente es así es como los hombres nos ven, una no tendría más remedio que reconocer que nos contemplan como a auténticas payasas, una imagen ridícula, grotesca, risible, algo indigno de respeto. Si ese es el concepto que guardan de nosotras es casi comprensible que seamos objeto de violencia, humillaciones, vejaciones y desprecio, porque a los objetos sin valor se les trata como tales y si a eso sumamos una socialización masculina basada en la fuerza, la jerarquía y el poder, difícilmente se va a desarrollar un sentimiento de empatía y compasión por algo que se considera inferior. Ahora bien ¿realmente somos eso? ¿somos tacones, somos amaneramiento, somos maquillaje, somos brilli-brilli? Obviamente estos elementos pueden ser parte de la imagen que proyectan las mujeres ya que en eso nos socializan pero no sólo somos eso, somos mucho, mucho más, así que ¿por qué los hombres sólo representan esa imagen estereotipada y ridícula de las mujeres? Quizá sea que, en realidad, no representan a las mujeres, no se disfrazan de nosotras sino de lo que creen que somos nosotras, SE DISFRAZAN DE FEMINIDAD.


Porque la feminidad no es cosa de mujeres, es lo que los hombres han inventado para nosotras. La feminidad es ese sueño masculino húmedo y masturbatorio que nos adjudica una imagen que se acopla a las fantasías patriarcales, es esa caja estrecha y rígida donde se nos intenta hacer encajar a la fuerza para deleite de la mirada masculina y, sobre todo, para nuestra domesticación. Y eso es, en realidad, de lo que ellos se disfrazan; y lo hacen con alegría porque en el fondo se apropian de su creación, abrazan su propio invento, lo disfrutan, lo poseen, lo hacen suyo durante un breve tiempo para sentirlo de forma casi erótica y después devolvérnoslo a nosotras, para quienes lo crearon. Porque a los hombres les gusta la feminidad, no sólo en cuanto a su imagen, sino a todo lo que emocional y psicológicamente supone: sumisión, servilismo, aquiescencia,…, pero no les gustamos las mujeres, si les gustásemos compartirían con nosotras amistad, espacios, intereses, admiración,…, pero los hombres sólo comparten esto con otros hombres pues sólo entre ellos se admiran y se reconocen, como una suerte de homoafectividad puesto que la admiración y el compañerismo los reservan para sus iguales.

Es por todo esto que han dejado de gustarme los disfraces de mujeres: por la ridiculización que siento tras ellos. No digo que cada uno de los hombres que se disfrazan durante estas fiestas tengan expresamente ese propósito, probablemente sólo piensen que es una diversión, pero la representación que hacen de las mujeres no deja de ser eso: violencia simbólica. Lo que no acabo de entender es por qué esto se ve con tanta facilidad con el Blackface y se ha asumido criticando a los clásicos Reyes Magos que se pintan de negro y, sin embargo, no se ve tan claramente con las mujeres, con el travestismo, con el drag,…, ¿quizá se percibe en ellos cierto nivel de virtuosismo? ¿quizá creen que el hecho de hacerlo con tanto mimo lo convierte en respetuoso? ¿quizá la belleza de su puesta en escena, su perfeccionismo, los convierte en arte? ¿o tal vez sea que vestirse de mujer es ensalzado como rompedor y hermoso porque ellos defienden su propia creación? Quizá, o quizá es que todo lo que tocan los hombres siempre se engrandece, porque no recuerdo que el drag king tenga la misma popularidad o admiración, o que las actuaciones de mujeres vestidas de hombres sean muy populares, de hecho ni siquiera soy capaz de recordar que su difraz sea ridiculizante, yo sólo no puedo dejar de cuestionarme que todo lo que tiene que ver con otros grupos sociales, con minorías discriminadas, con diversidad, es respetado y aceptado con facilidad pero lo referente a las mujeres siempre es cuestionado, siempre son “exageraciones nuestras”.

Y algún  machito dirá que también nosotras nos disfrazamos de hombres. Buff, mira, amigo, nunca jamás disfrazarse del poderoso lo afectó mínimamente, porque es lo que tiene el poder, que aunque soples y soples y soples, su casa nunca se derrumba.

 

Patri Arcadas