Para empezar no debe pasarse por
alto que estos mensajes suelen ir dirigidos a las madres, existiendo a priori
una presunción de que somos nosotras, las mujeres, las que hacemos uso de la
inquina y la maledicencia para malmeter a nuestros retoños contra sus padres.
Nadie con una mínima capacidad de análisis y un intelecto medio puede pasar por
alto este hecho, nadie puede con un mínimo sentido crítico dejar de sospechar
que tras tan en apariencia sensato discurso, existe una clara misoginia: las
mujeres somos unas mentirosas, es el pensamiento que sin lugar a dudas se
esconde tras esta petición.
Las mujeres no somos santas, ni
mucho menos, podemos ser mentirosas, vengativas, crueles,…, COMO CUALQUIER
HOMBRE. El problema es que cuando tenemos útero estas malas artes se nos presuponen,
igual que en la época de nuestros abuelos cuando en la cartilla militar se
hacía constar “valor: se le supone”. Exactamente igual. Y no, por ser mujer,
por tener vagina, por tener XX en mis genes no soy por naturaleza mentirosa ni
cruel ni manipuladora ni nada, soy quien soy por mí misma.
Esto viene a raíz de un meme recibido hace unos días en que se interpelaba a las madres a
No es bueno ni deseable ni
saludable hablar mal a los hijos del otro progenitor, sea padre o madre, pero
tampoco me parece que lo sea ocultarles la verdad de lo que pasa porque con eso
(y lo he visto muchas veces) lo único que se consigue es negarles a los hijos
la posibilidad de defenderse de la realidad y en el tema que nos ocupa, además,
idealizar la imagen de un padre en detrimento de otro sin que sea acreedor de
tal privilegio.
Si además se trata de una familia
donde hay violencia machista, lo siento, madres del mundo, no hay mentiras para
ocultar lo que pasa, los niños y niñas no son personitas ciegas, sordas y mudas
que permanezcan en el limbo a la espera de que los padres les expliquen el
mundo, ellos ven, ellos escuchan, ellos sienten,…, vuestras mentiras
bienintencionadas no sirven porque no olvidéis nunca que las paredes oyen. No
importa lo bajito que lloréis.
Patri Arcadas