Aunque
no suelo tener en mis redes sociales a personas, organismos o entidades afines
al transactivismo por cuestiones de protección personal y por mi propia higiene
mental, no puedo negar que me gusta darme una vuelta por algunos de estos medios
a fin de ver qué se cuece por ahí y también con la esperanza de encontrar a
alguien ¡oh vana esperanza¡ que me argumente con racionalidad y coherencia en qué
conceptos fundamentan sus creencias, porque la confusión argumental que
defienden es tal que son capaces de defender una cosa y la contraria. Hasta
ahora no he encontrado ningún texto ni a nadie capaz de defender con argumentos
sólidos eso que llaman “identidad de género” más allá de sentimentalismos y he
encontrado pocas voces que puedan hacer una defensa de esto sin entrar en
insultos, amenazas y con un espíritu de, al menos, respeto a la diferencia de
opinión.
Hoy andaba en esos menesteres cuando he
dado con un medio de comunicación trans-friendly y he leído un artículo del que
no voy a hacer publicidad, pero del que sí voy a comentar unas cuantas
expresiones que me han llamado la atención, por no decir que directamente han
despertado mi hilaridad.

Estas expresiones han sido: “las
personas socializadas como mujeres” y “las personas socializadas como hombres”.
Que yo me pregunto, a ver, que una es cortita pero a ciertas cosas llega: ¿qué
personas son socializadas como mujeres? ¿qué personas son socializadas como
hombres? ¿con qué criterios decide la sociedad a quién va a socializar como
mujer y a quién como hombre? ¿será, oh sorpresa, que a quienes se socializa
como mujeres son mujeres, ya sabéis, hembras humanas, y que a quienes se
socializa como hombres son hombres, los machos de la especie? ¿a qué viene
entonces tantos circunloquios lingüísticos para no decir lo que todos sabemos,
que las mujeres nacemos con vagina y los hombres con pene y que partiendo de
esta realidad material se nos socializa en el género correspondiente? Vale sí,
dirá la autora del texto, es que hay hombres y mujeres nacidos en cuerpos equivocados.
¿¿¿Mande???? Nacemos en el cuerpo que nacemos, el sexo ni se lee ni se
interpreta, es lo que es, ni bueno ni malo, es una realidad material, pero aun
haciendo un ejercicio de fantasía que supusiera que realmente se puede nacer en
el cuerpo equivocado porque existen almas o cerebros o esencias masculinas y
femeninas que se equivocan de recipiente, esas personas “al ser leídas” al
nacer por sus cuerpos equivocados estarían recibiendo la socialización del
cuerpo “leído”, de modo que los transfemeninos, llamados mujeres trans, son
socializados como hombres porque al nacer fueron “leídos” como hombres y las
transmasculinas, llamadas hombres trans, son socializadas como mujeres porque
al nacer fueron “leídas” como mujeres. En esta línea las personas socializadas
como mujeres serían tanto las mujeres como las transmasculinas y las personas
socializadas como hombres serían los hombres y los transfemeninos, de modo que
biología y socialización van a la par. Entonces, ¿en qué realidad material se
basan que no es ni la biología ni la socialización para decir que son del sexo
contrario?
Lo peor de todo esto es que, acudiendo
al sentimentalismo, estamos faltando el respeto a la razón, a la ciencia y al
simple sentido común. Esto no quiere decir que las personas que sufren disforia
o que se salen de los mandatos de género no deban ser respetadas, todo lo
contrario, aplaudo a los que no se conforman y en esas estamos las feministas
radicales, en la lucha por abolir el género para que todas y todos, niñas y
niños, mujeres y hombres, podamos ser lo que queramos y no lo que la
socialización nos impone, porque esa es la verdad, que nosotras no
socializamos, nos socializan, que ya quisiéramos poder socializar como nos
saliera del coño.
Patri Arcadas